jueves, 29 de noviembre de 2007

Crónica de un deseo, por Diego Sachela

FESTIVAL SICCARDI
Crónica de un deseo


Cuando yo era adolescente, digamos 12 o 13 años, leí y escuché, de manos, sino de su autora, al menos de una gran promotora de su perdurabilidad, la frase: “¿No es acaso la música lenguaje eterno de la humanidad?”. Palabras más, palabras menos, era la idea que la Prof. Yolanda Musso nos transmitió, a Gabriela Siccardi y a mí, acerca de la música.
¿Por qué la presencia de este recuerdo?
Porque cobró vida, el fin de semana pasado, en todas las dimensiones que sus palabras contienen.
Uno dice: “Festival Siccardi” e inmediatamente piensa o se representa la imagen de un teatro como el Municipal Unione, o la de una sala de conciertos como el Salón Blanco, o la de una iglesia como la Parroquia central de esta ciudad copados por un pequeño núcleo de personas extasiadas y al borde del paroxismo por exóticas fórmulas y notas musicales que –a juzgar por su condición esotérica- muy poca gente podría compartir.
Eso es lo que a uno le viene a la cabeza cuando la expresión ‘música clásica’ se le interpone en la doméstica felicidad de la música que a diario uno elige de compañía. No tengo dudas de que esto funciona así.
El sábado 24 a las 10 de la mañana, la Sala de Conferencias de la Municipalidad de Dolores estaba repleta, esto es, había que traer sillas para poder albergar a quienes se acercaron a escuchar ¡La presentación del Ciclo de Homenaje a Honorio Siccardi! No ‘al vecino de esta ciudad’ sino al ‘Maestro’ cuya figura y producción musical y humanista trasciende las inefables fronteras del terruño.
El mismo sábado por la tarde, el Salón Blanco Municipal no podía dar cabida al público que lo ocupaba, sentado y parado, dispuesto a escuchar ¡Al Dúo Amerio-Masci, al Cuarteto Gianneo, y a solos de cuerdas y piano ejecutando música clásica! El público que desbordó la sala sostuvo un aplauso por más de 15’ de pié para celebrar a los artistas, las obras y el momento mismo en sus alcances más íntimos.
El domingo 24, al mediodía y tras una serie de conocidas inconveniencias a raíz de la salud del Cura Párroco, la Parroquia Central agradeció, colmada, de pié y vivando hacia arriba, donde se yergue el órgano local, la ejecución y las obras que la Maestra Adelma Gómez acercaba de su mano y con su generosa pedagogía. “No puedo presentar este repertorio en Buenos Aires, porque sólo aceptan que presente Bach, Franck o Buxtehude. Resulta que es aquí, en Dolores, donde puedo ejecutar este repertorio latinoamericano, tan valioso”. Palabras de la Maestra, camino de la Terminal de Ómnibus local, donde la despedimos.
Ese domingo, a las 20hs, comenzó el éxtasis final, el “tsunami de emociones”, tal como lo definió alguien cercano a esta convocatoria. Un ‘tsunami’ que se tradujo en un Teatro Unione desbordado en su capacidad y aplaudiendo por más de 20’ y de pie las obras, las interpretaciones, los intérpretes y la originalidad de la monumental ‘Misa a Bs.As’ del laureado Mtro. Martín Palmeri, además de las obras nacionales presentadas.
Las autoridades agradecieron, celebraron, acompañaron y recibieron, también.
La familia Siccardi guió y compartió cada instancia de esta convocatoria hasta llegar a conformarse en la “Agrupación Siccardi” que seguirá convocando a todos aquellos que deseen ser parte de ella. La decisión de “Yoyo” Siccardi, en la voz de su hija Celeste, correspondió la generosa recepción de este Homenaje donando una obra del Mtro. Ítalo Grassi de su propiedad, un retrato de Abel Fleury, para depositar a disposición del pueblo de Dolores, en la sala ‘Abel Fleury’ del Archivo Histórico Municipal.
“Si ustedes consiguieron esto, nosotros vamos a hacer que esto siga” me dijo, estrechándome las manos emocionadas, la mamá de un antiguo compañero y amigo del Colegio Nacional de Dolores.
“Nos regalaron un fin de semana inolvidable” me dijo una antigua amiga de la adolescencia, junto a su esposo, gozoso de acompañar esta convocatoria.
“Lo que haya que hacer para que esto siga, lo hacemos”, me dijo mi hermano, hasta aquí un extraño en el mundo de la música académica.
Dolores es la ciudad que Honorio Siccardi eligió para que su legado descansara.
Sus descendientes fueron artífices para que ese descanso no fuera un tiempo pasivo.
El Festival Nacional e Internacional que proponemos para que Dolores lo apropie y lo dimensione hasta donde lo desee es una necesidad, una obligación ,una forma de decir que aquello que hemos descubierto que es bello y trascendente, no debe ser sólo parte de nuestros humanos, egoístas, caprichosos regocijos personales sino parte de una herencia universal de la que Dolores forma parte y que no puede sino ser abierta a todos los vientos que la hagan llegar a su destino, destino que es uno solo: la gente.

(Colaboración de Diego Sachella)

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